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EN PAREJA

De megapíxeles a setas. Esta parte de la entrada no tiene nada que ver con la foto que acompaña a la publicación. Se parecen lo mismo que un huevo a una castaña, pero me apetecía hablar del tema de las marcas y las cámaras y así lo voy hacer. El mundo de las marcas fotográficas anda buscando nichos de mercado que le permitan conseguir balances económicos positivos. Por la reducción de costes y el objetivo de contentar a sus clientes, lanzan productos híbridos que mezclan la fotografía con el video. O puede que salte algún boom no previsto como está pasando a día de hoy con las cámaras compactas. Un segmento de la fotografía que estaba muerto y que está en pleno auge por la demanda sobre todo de los creadores de contenido. Quien esté dentro de este mundo conocerá de sobra como va el tema del cacharreo. Cada pocos meses hay lanzamientos de cámaras y objetivos, versiones actualizadas de lo existente en el mercado que llegan con ligeras actualizaciones y una subida de precio considerable....

A QUIEN MADRUGA

 

La cuestión.

El refranero español es rico en contenido relacionado con el acto de madrugar, hasta nosotros somos los primeros extrañados cuando alguien nos dice que se ha levantado a las cinco de la mañana para irse a trabajar. Como si fuese una cosa anormal.

Y es cierto que "a quien madruga, Dios le ayuda". Es una manera de estirar el día como un chicle, se aprovecha más el tiempo desde primera hora, antes incluso de que el sol se halla elevado por encima de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. A lo largo de la tarde solo hace falta un pequeño hueco para planchar la oreja, y no llegar a la cena con la luz de la reserva encendida.


A lo que voy.

Madrugo bastante entre semana como para que llegue el domingo y poner también el despertador. Va a ser que no. Si madrugo un sábado o domingo es por voluntad propia, acto seguido si puedo, salgo a la calle para andar un rato y la cámara va conmigo, por si las moscas.

En una mañana de domingo con madrugón voluntario incorporado, los astros se alinearon para ofrecerme una mañana bien sugerente. El cielo tenía un color diferente, había unas nubes fabulosas, las farolas aún estaban encendidas, habia dejado de llover un poco antes de salir a la calle, quedaban charcos, calles vacías... Solo era cuestión de ponerme a andar, los elementos irían apareciendo solos para conseguir una foto medio aceptable.

Como de costumbre comencé la caminata por el casco antiguo. Callejones y miradores donde el silencio solo se rompe por el canto de los pájaros y alguna campana que llama a misa. Auriculares con el último capítulo de "Calle Oscura", vista al frente para observar lo que me rodea, y paso aliviado para que el momento de luz no pase sin conseguir al menos una foto.

Los días nublados se venden caros en estas latitudes. Cómo amante al buen tiempo, lo paso mal cuando se encadenan muchos fines de semana sin nubes. Lo peor que llevo es un clásico. Semana con nubes de lunes a viernes, pero cuando llega el fin de semana por arte de magia, aparece un sol hermosísimo que tira por tierra la idea de salir a realizar esa fotografía, que lleva en la cabeza desde hace no se cuantas semanas y que visto lo visto, seguirá sin hacerse al menos otra semana más.

Así que conociendo los antecedentes, viendo la mañana que había, y sabiendo que el tiempo corría en mi contra, solo debía centrarme. Y quien mejor sino, que escuchar a través de los auriculares a Jose Manuel Navia para agudizar la vista y mantener los pies bien pegados al suelo.

Faltaba el protagonista de la mañana. El gato.

A la altura de la gradeta de Santo Tomás junto a unas casas abandonadas, apareció un gato que me iba a ofrecer un juego tremendo en las primeras fotos. El animal había salido a buscar el desayuno, pero al encontrarse conmigo, dudó entre posar o salir por patas. Con una distancia más que prudencial aguantó un rato en la calle, en el momento que dí un paso hacia adelante se coló por un hueco de una puerta y desapareció. Al menos me llevé la foto.

Sigo mi camino y más adelante en las ruinas de Santo Tomás, volvió a aparecer el gato. Con más distancia de por medio y una reja que le aportaba más seguridad, me dejó que le sacase algunas fotos mientras que la luz entraba entraba en estas ruinas generando unos brillos sobre la piedra bastantes interesantes.

La luz estaba cambiando, las farolas se apagaron, era el momento de seguir mi camino. Quería aprovechar esa luz amable fotografiando el contraste de la piedra dorada de los monumentos, con el azul de las nubes del cielo y el suelo que aguantaba mojado.

Llevaba mucho tiempo sin encontrarme una mañana así. Fue un rato aprovechado al máximo, con una luz fantástica, color, atmósfera y elementos que pocas veces he podido conseguir. Firmo otro domingo así, aunque llueve o nieve.


Antonio José Muro | Blog | A quien madruga


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Si estás interesado en alguna de mis fotografías, contacta conmigo.

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Comentarios

  1. What a gloomy sky and sentiment

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    Respuestas
    1. Thank you for leaving your comment. It was an extraordinary morning for taking photos.

      Regards.

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