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ESTE AÑO... TAMPOCO
Con mis cuarenta y cinco primaveras recién estrenadas, si hay alguna fiesta que me guste sin hartarme, esa es la Semana Santa. Me gusta perseguir un santo en su trono, más que rascarme un sabañón. Algún defecto tenía que tener.
Seguir una procesión cámara en mano es el principal deporte que hago desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. El abanico de fotografías que te puedes encontrar en esta semana es amplio, costaría detallar todo lo que podemos apreciar en esa semana, bien sean relacionadas con las procesiones o fuera de ellas.
Por los motivos de sobra conocidos por todos, nos quedamos por segundo año consecutivo sin fotografiar esta efeméride, aunque intentaremos buscar cosillas en una semana donde los cultos remplazarán a las procesiones, dando lugar a una Semana Santa más íntima, distinta, vivida desde la reflexión.
La imagen que acompaña a esta publicación la hice en dos mil dieciséis, un viernes de Dolores en el acto de subida al trono de Ntro. Señor en la Columna. Este año no podré repetir la foto, pero los sentimientos y las emociones estarán ahí en el día de mi abuela paterna. Aún me acuerdo cuando de chaval bajaba al último ensayo de la banda y me pasaba por su casa para felicitarla. Estaba al lado de donde ensayaba y cuando escuchaba los tambores me despedía de ella para ir a coger la corneta.
Sobre la fotografía decir que está realizada en el interior de la iglesia de San Isidoro en Úbeda, en un acto que se realiza con la única luz de los hachones encendidos. Es de mis primeras imágenes nocturnas.
Disparé con la cámara sobre trípode y con el estabilizador del objetivo desconectado. Puse una apertura de F5.6, con la cual, calculé la distancia hiperfocal y proporcioné a la escena una exposición de 15 segundos a 400 de ISO. El movimiento era mínimo, pero había, si la iluminación hubiese sido fija me hubiera inclinado por una apertura mayor (f11 por ejemplo) a costa de la exposición para sacar estrellas en los puntos de luz.
Con esta exposición, los puntos de luz están algo pasados de intensidad, pero de esta foto me quedo con el recuerdo de ese momento. Que tenga partes de luz quemadas no me importa ni me molesta, ya se mejorará la técnica en otro momento.
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Comentarios
Ya lo siento por ti. Tengo que reconocer que aunque durante muchos años anduve detrás, delante, al lado y desde arriba siguiendo las procesiones, y que fotográficamente tienen mucho juego, pero también me chirría que el mensaje Cristiano no tenga mucho que ver con la parafernalia que se monta alrededor. De todas formas son tradiciones que muchos viven muy apasionadamente y hay que respetarlas.
ResponderEliminarTu foto me gusta mucho, sobre todo la parte de los feligreses con las velas y la sombra del cristo.
Un abrazo Antonio
Gracias por tu opinión Fernando.
EliminarTu lo has dicho, el folkclore y la parafernalia hacen que una procesión sea más una tracción turística que una catequesis plástica. Mucho tiene que ver en eso, los tiempos en los que vivimos, las modas... Hay muchos factores que influyen en una procesión y este tema daría para una larga charla.
Saludos.
Magnífica foto Antonio. Imposible no emocionarse con la sombra de ese Cristo en la galería superior
ResponderEliminarGracias por tu visita Joaquín.
EliminarSi es un momento de nudos en la garganta. Emociones, recuerdos, música...
Saludos.
Muy buena foto, Antonio. Creo que en las procesiones se pueden encontrar muy interesantes momentos fotográficos, pero no me resulta fácil desenvolverme entre tanta gente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Salir airoso de una aglomeración es un handicap, al igual que atajar por callejones y temas por el estilo. La semana previa siempre me doy una vuelta por alguna calles para ver que me puedo encontrar a esa hora. Sol, luz, ventanas...
EliminarSaludos.