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Lo que estaba por venir.

En enero de 2020 cuando hice esta foto, no me imaginaba lo que vendría pasadas unas semanas. Fue de las últimas fotos que hice al aire libre, antes de que nos encerrasen entre cuatro paredes. Algo ha llovido y poco hemos aprendido de ello.

Una fría mañana de enero, con los agricultores de camino a los tajos. Nosotros estábamos con los trípodes en un cruce para ver las nieblas cercanas a Giribaile y Canena. Todo comenzó cuando el sol hizo su aparición y el hielo comenzó a evaporarse, empezó un espectáculo de tonos cálidos que nos dejó unas imágenes de lo más sugerentes.

Se hizo lo que se pudo, conseguimos algunas fotografías interesantes sin congelarnos en el intento. A pesar de llevar ropa de nieve, pasamos las de Caín durante el rato que disfrutamos del amanecer.

Después de esta salida no he vuelto a encontrarme con las nieblas. Este mes de enero ha sido muy seco y el ambiente húmedo inexistente. Esperemos que el agua no tarde en aparecer, los embalses da pena verlos. Aquí me traía a la del tiempo de la sexta, la que pone mala cara cuando llueve y se alegra cuando las olas de calor comienzan a hacer estragos.

Ya llegará.

Enero llega a su fin y las nieblas de primera hora las dejaremos para otra estación más propicia. De momento me conformo con que llueva y llegue la primavera de buenas maneras. El macro calienta en la banda y tengo ganas de darle gusto al 90mm.

El lunes más y mejor.

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